Luis Alberto Simón es el cocinero que lleva las riendas de este ‘pequeño rincón’ culinario con capacidad para unas 75 personas en la localidad de Quintanar de la Sierra. Él, junto a su equipo, reinauguraron el restaurante El Cenador hace apenas un año y medio con el objetivo de hacer llegar una cocina elaborada y de autor a todos los bolsillos. Ahora, después de mucho trabajo y esfuerzo, este pinariego natural de Duruelo ha conseguido el certificado de excelencia que concede TripAdvisor a los establecimientos que han obtenido de manera constante buenas opiniones de los viajeros a lo largo del año anterior.
Más de 60 comentarios en un año -de ellos cerca de 40 excelentes- son los que han hecho que El Cenador haya obtenido el Certificado de Excelencia este año. Un galardón que llega en uno de los momentos más “bonitos para el local” ya que “hemos conseguido recuperar el ritmo y el nivel que teníamos en la primera etapa en la que llevamos el restaurante. Por todo ello, es para nosotros un premio al trabajo y esfuerzo realizado”, señala Luis Alberto para quien este reconocimiento “es una inyección de fuerza para seguir trabajando y continuar hacia delante”.
En el devenir de su trabajo, este chef pinariego se encuentra en estos momentos con varios proyectos entre manos. El primero de ellos es el cambio de la carta, “suelo cambiarla dos o tres veces al año. Ahora mismo quiero introducir nuevos platos y además preparar las jornadas micológicas de cara al otoño en las que me centro mucho en innovar con los productos que nos da el monte. Además, ya en el campo de la formación, quiero hacer tres cursos, dos en Duruelo: uno para hombres desempleados y otro para niños; y otro en San Leonardo para amas de casa”, añade.
Luis Alberto Simón ganó su primer concurso gastronómico hace ya diez años en Abejar con el primer premio del ‘Concurso de Cocina’ de la Feria de la Trufa, uno de los impulsos para que esta joven promesa fuera abriendo puertas al mundo de la alta cocina. En 2007 consiguió el tercer premio y cuenta además en su currículo con la disciplina que uno de los mejores cocineros del mundo, Joan Roca, le inculcó en uno de sus cursos dedicados a la pastelería.
