jueves. 18.04.2024

Madera y población

Dos denominadores comunes: la lucha contra la despoblación y la supervivencia de aserraderos e industrias de la madera en Pinares.

 

Durante las últimas semanas se han registrado en la comarca distintas reuniones, encuentros y sesiones que tienen dos denominadores comunes: la lucha contra la despoblación y la supervivencia de aserraderos e industrias de la madera en Pinares.

No se concibe el futuro de este amplio territorio si no se tiene en cuenta la importancia del sector maderero. Aserraderos de la zona han mostrado su malestar por no poderse abastecer de materia prima de nuestros términos, al conseguir la mayor parte de las subastas empresas con mayor capacidad que precisan de una ingente cantidad de madera para poder funcionar.

No se podrán mantener servicios en los pueblos, y vida en general, si no luchamos contra la despoblación. Desde Repuebla se ha dado en este último mes un salto importante con la formación de la primera Mesa de Alcaldes en la zona de Arlanza, que contrasta con un postura más fría a la que se viene adoptando en la comarca pinariega, aunque se haga evidente la sensibilidad al problema en colectivos y entidades.

Entre madereros y repobladores, están los ayuntamientos. Ambos los quieren como compañeros de viaje, dado que sus posturas son básicas para resolver estas problemáticas. Los alcaldes están dispuestos a ayudar, apoyar, implicar y resolver, pero no saben cómo. El problema, por lo tanto, no está en si nos planteamos o no que madera y población son básicos para el futuro de la zona, si no como podemos favorecer a los empresarios locales y evitar que se nos marchen los jóvenes de los pueblos.

Pongámonos en posturas radicales.No hacemos nada ya que vivimos en un mercado de libre competencia, y cuanto más se pague por la madera será mejor para el conjunto de los beneficiarios de los aprovechamientos forestales. La consecuencia puede ser el cierre de estas pequeñas empresas que forman parte del siempre escaso tejido industrial de la comarca. Quedan fuera trabajadores que pueden tomar el camino de la emigración, y los propios empresarios se marcharían de los pueblos.

No hacemos nada para conseguir mantener la población, ya que Repuebla no nos parece la solución. La consecuencia, que ya vivimos, es una merma continuada del padrón de habitantes, una reducción de los servicios, un menor dinamismo y menos futuro. Nos jugamos la existencia, el ser o no ser de un territorio con muchas posibilidades.

Las dudas están en el aire. Las posturas pueden estar claras, pero la manera de buscar las soluciones se nos diluye entre debates, encuentros y acusaciones. Lo mejor de todo es que estamos entendiendo que sin unión estamos destinados a ver fracasar nuestras pretensiones. Lo peor, que no acabamos de encontrar el camino, la fórmula, la solución.

Madera y población