jueves. 28.03.2024

Una sonrisa fue suficiente

Mi reloj. Las seis. Tarde apacible y tranquila. La tormenta descargó su furia sobre Edimburgo

Germán Martínez Rica
Germán Martínez Rica

 y ahora el Dios sol se mezcla con las últimas gotas envolviendo todo en un arcoíris maravilloso que sonríe orgulloso desde el cielo azul. Los rayos de luz, ahora más tenues, comienzan a esconderse entre las sombras. El astro rey se oculta lentamente. Parece un zorro asustado en su dramática y agónica huida en el peor de sus días, una jornada de caza.  Las flores rosas y blancas que antes vistieron los árboles de la ciudad han caído sobre el pavimento dándole una nueva vida. Poco a poco se encienden las luces y la urbe muta orgullosa como una dama enamorada en su primera cita. La noche se desliza suavemente como lo hace la brisa en primavera ofreciendo otro Edimburgo diferente, más bello y enigmático. Una pareja joven y apasionada aprovecha el buen tiempo y el fulgor de la primavera para besarse en Baxters Place. Parecen dos mirlos aturdidos por el amor que revolotean juntos sin saber muy bien a donde ir. De la mano familias unidas que sonríen mientras los niños juegan y se divierten. Leith walk es una fiesta. Y todos están invitados. Los mochileros cargan su peso y devuelven una sonrisa en un camino lleno de esfuerzo. Los mayores también tienen su sitio imponiendo su ley, la de la sabiduría de los años y de la vida. 

Y yo, hoy sí, descanso saboreando el mejor café italiano en Taste of Italy, el negocio de moda en Baxters Place. Junto a mí una niña pequeña y encantadora de ojos azules que me sonríe mientras juega con globos de colores. El café es sabroso, sedoso, fuerte y con personalidad. En palabras del gran político, diplomático y estadista francés Charles Maurice de Tayllerand Perigord, el café en este emblemático local es caliente como el infierno, negro como el diablo, puro como un ángel y dulce como el amor. En el servicio hoy están Ane y Camilla, dos bellezas vasca y veneciana que atienden con pasión y con una inmensa sonrisa.  Es la hora de cenar. El Chef cocina a la vista de todos los mejores manjares italianos y el aroma a orégano, aceite, tomate y parmesano lo envuelve todo. Es como ese maravilloso perfume de aquella a la que se ama en la noche de bodas. Suenan temas de los setenta. Y de nuevo la niña me sonríe, y me recuerda que hoy el arcoíris fue un regalo del cielo para todos. Mientras, ella no lo necesita porque juega y se divierte con sus globos de colores. Y su sonrisa limpia y clara me ilumina el alma. Y por un momento siento con intensidad lo que los samuráis llamaban Bushido. Y mi camino se aparece ante mí tan sólo por un instante. Y los últimos pétalos rosas caen bailando suavemente sobre Edimburgo y me devuelven a mi senda, la de mis sueños, la de mi entrega, la de mi vida bañada de colores y de sonrisas, prueba inequívoca de la auténtica felicidad.. 

 (Si alguien quiere conocer un poco mejor este restaurante debe visitar esta web http://www.vittoriagroup.co.uk/ y acercarse a Edimburgo, claro está) 

Una sonrisa fue suficiente