La futura Ley de la Amnistía ha encrespado a quienes consideran que es un atentado contra la democracia, una discriminación entre españoles y la punta del iceberg de la ruptura de España como nación.
Esta postura contraria a la Amnistía la han manifestado muchos ciudadanos de forma pacífica, en base a la libertad de opinión, argumentando su postura contraria. En cambio, una minoría, y que lamentablemente se ha hecho muy visible, lo ha hecho con insultos, agresiones, rotura de mobiliario urbano y pintadas en puertas de locales como la sede del PSOE en Burgos.
Lo de la Amnistía, la condonación de la deuda de Cataluña con el Estado o las transferencias del servicio de ‘rodalías’ de Renfe nos podrá gustar más o menos, pero es una estrategia que aprovechan formaciones políticas que cuentan con un importante respaldo en un territorio concreto para sacar rédito de este apoyo, y defender así a sus votantes. Otra cosa es que un Gobierno, a nivel nacional, tenga que aceptar o negar estas exigencias.
En esta comarca de Pinares, en las zonas rurales del interior, hemos podido tener cerca esta capacidad de presión, y no la hemos aprovechado. Si queríamos hacer valer nuestros intereses, y hacer de bisagra en un hipotítico gobierno, bien por la izquierda o por la derecha, teníamos la opción de haber respaldado a candidaturas que nos identificaran con un territorio en concreto. Si es que lo consideramos tan determinante, podíamos habernos hecho fuertes en las candidaturas de La España Vaciada, donde tenemos argumentos de peso para poder recibir un trato desigual, y por fin acabar con la brecha que nos separa de territorios más desarrollados.
Me da pampurrias escuchar que por primera vez se va a tratar a los españoles con desigualdad, depende del territorio en que vivan. ¿Cómo se nos está tratando en las zonas rurales?. Desde hace décadas, los pueblos están siendo maltratados, privados de su recurso esencial como es la gente, y diezmados en servicios y prestaciones. Y esto nos parecía normal. Lo acusábamos a una tendencia, una moda, una necesidad…
Sufrimos esa falta de fiscalidad diferenciada, esa aplicación de políticas desde los despachos de las ciudades, esa carencia de sensibilidad a lo que es la Zona O de nuestra civilización.
Y a pesar de poder dotarnos de órganos de presión, asociaciones, partidos y entidades que defienden la situación de la España rural, optamos por avalar las políticas que llegan desde arriba y que no calan en las zonas de abajo. Hemos tenido gobiernos de UCD, PSOE y PP, y seguimos igual. Y esta polémica generada en estas semanas, todavía aleja más el foco de los problemas en las zonas rurales.
Salimos a la calle para protestar por una Ley de Amnistía, correcto si así lo estimamos, pero somos incapaces de mostrar la misma firmeza para exigir un tratamiento desigual,- humanamente distinto-, para garantizar el futuro en las zonas rurales donde vivimos. Como dice ese dicho tan popular: “Tenemos lo que nos merecemos”.