domingo. 28.04.2024

Nos quedan lejos los corredores, y encima nos los alejan más

Las visitas realizadas por la ministra de Transportes y Movilidad urbana, Raquel Sánchez, a las provincias de Burgos y Soria ha provocado un elenco de reacciones variadas. 

 Desde el plantón del alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, por entender que esta tierra queda fuera de las principales inversiones para el Corredor Atlántico, a las peticiones de Soria YA, resumidas en una carta, entregada a Sánchez en El Cañuelo, y que pasaban por recriminarle los retrasos en las autovías A-11 y A-15, y hacer ver a la representante del Gobierno el gris presente y negro futuro para el transporte ferroviario en la provincia.

Hablaba la ministra y parecía su alocución una carta a los Reyes Magos. Todo iba a quedar solucionado. Las carreteras, bien en fase de impacto ambiental, licitación o ejecución acabarán siendo una realidad. El tren, - el único que circula por la provincia lo hace en la conexión Soria-Madrid y con poca aceptación entre los viajeros-, va a vivir un periodo de expansión, mejorando considerablemente el trayecto desde Soria a Torralba, y planteando incluso la Soria-Castejón.

En la visita de la ministra a Briviesca, anunció la licitación del estudio de viabilidad para la reapertura del tren directo Burgos-Aranda de Duero-Madrid y el proyecto para sacar la bateadora del túnel de Somosierra y 384 millones de euros destinados a la AP-1 para construir y remodelar enlaces, habilitar terceros carriles, desarrollar una nueva conexión con la autovía A-12 y reforzar y construir aparcamientos seguros para vehículos pesados en áreas de servicios.

Entonces, con esas cifras voluminosas, ese compromiso sólido e inquebrantable y esa disposición rápida y eficaz, ¿Por qué nos seguimos quejando?.

Pues porque hace doce años vino el ministro de Fomento de turno prometiendo inversiones, y al poco se cerró el tren directo Burgos-Madrid. Y en los años noventa del siglo pasado, el Sánchez de la época nos dijo que la Autovía del Duero sería una realidad ha inicio de la centuria y ya han pasado dos décadas, y todavía pueden quedar otra al menos para verla completa. En los ochenta se nos recordó que la gran solución de Soria era el Túnel de Piqueras.Había que ejecutarlo. Con muchos retrasos, y demasiados compromisos incumplidos por colegas de Raquel, este túnel se acabó sin tiempo y forma, y en vez de conectarnos con el Norte, desemboca en la complicada orografía de Cameros que, para hacer turismo es perfecta pero para ser un corredor está llena de inconvenientes.

Y por todo esto, y mucho más, el tráfico, las autovías, el tren y los grandes ejes de comunicación nos han soslayado metiéndonos en una estrella con sus bonitas aristas, convirtiéndonos en una Reserva, espectacular y aislada reservada para unos pocos. Nos quedamos esperando tiempos mejores, como pensábamos en los años ochenta.

Nos quedan lejos los corredores, y encima nos los alejan más