jueves. 28.03.2024

Carta abierta al nuevo año


Veo el paisaje ondulado que acaricia el cielo como un firme propósito de seguir cobijando la vida de los pueblos. 
 
    
            Guadalupe Fdez de la Cuesta.

Querido año 2016: Te envío esta carta cuando apenas hemos tachado en el calendario tus primeros días tras las festivas campanadas del 31 de diciembre. Has entrado envuelto en la rutina de los champanes y las felicidades impuestas para todos, también para los que nos agobia tanta desmesura de placeres en las fiestas obligatorias de risas fingidas y besos apresurados. Estoy contenta de vivir y de gastar mis días y noches en mi casa rodeada de las múltiples minucias que son testigos mudos de mis andanzas por el río de la vida. Y sobre todo sentirme querida por la familia y amigos. 
    Veo el paisaje ondulado que acaricia el cielo como un firme propósito de seguir cobijando la vida de los pueblos. Pero ese es mi sueño. No la realidad. En aquellos años de mi infancia y adolescencia las calles eran la prolongación de las cocinas por donde transcurrían nuestros juegos y quehaceres. El trabajo en el campo o con los ganados y también la suerte de los pinos proporcionaban el acomodo del vivir con cierto sosiego. Ahora, querido año, vivimos atrapados en tanta tecnología que la vida del planeta tierra discurre por los espacios astrales y no llega al mundo rural desprovisto, en muchos casos, de los servicios más básicos: comunicaciones, sanidad, educación…
    Esta revista se hace eco del descenso de habitantes en los pueblos. Los tejados de las casa cobijan a gente de edad tardía y a escasos jóvenes que con sus pasos iluminan un futuro que escribe otro lenguaje más allá del presente. Los que nacimos a la cultura con la pizarra y el pizarrín apenas comprendemos a los que nos hablan de sus trabajos en casa con todo su utillaje de alta tecnología. Esa ubicuidad quizá permitiera al mundo rural atrapar a ese tecnócrata deseoso de cierta calma y de un paisaje adecuado para el desarrollo de esos deberes autónomos. 
 También se podría crear algún puesto de trabajo con esos servicios de Ayuda a la Dependencia para las personas mayores. ¿Es una utopía? El Presidente del Observatorio Estatal de la Dependencia, Don José Manuel Ramírez en una entrevista televisiva en La Sexta hablaba de la rentabilidad de los servicios de ayuda en proximidad a las personas mayores dependientes. Como mis conocimientos en economía son escasos, te invito querido año, a dar apoyo a los alcaldes y demás cargos políticos a los que tienes aturdidos  con sus formas de gobernar para que enhebren estrategias imaginativas y pongan tejado a las casas arruinadas por donde salga el aliento de un futuro mas o menos estable a la vida rural.
    No entiendo como los seres humanos dotados de inteligencia y sentido común no seamos capaces de repartir tantos miles de vidas de refugiados y hambrientos, sobre todo niños, por entre los distintos lugares de nuestro planeta Tierra donde se pueda ver el sol y no morir ahogados en el mar. Claro que la carga del egoísmo dobla las espaldas de muchos que sólo pueden ver el suelo por donde pisan. ¡Cuántas soledades! ¡Cuánto sufrimiento!
    “Una vez tuve un sueño” dijo Luther King en su famoso discurso reclamando la igualdad de razas en EEUU. Yo también tengo un sueño. Te lo digo: Tráenos un futuro para los pueblos. Hazme ese regalo. Un abrazo querido año 2016. Y que cubras de vida nuestra tierra de pinares. 
 
    
            Guadalupe Fdez de la Cuesta.

Carta abierta al nuevo año